De Ingeniera a Yogui

De Ingeniera a Yogui

Adiós al estrés, hola al caos

Alguna vez estuve atrapada en un cubículo, revisando planos y cifras interminables. Ingeniera industrial con un máster en prevención de riesgos laborales, con un salario decente, un trabajo seguro, y una vida de estrés implacable. Hasta que un día, simplemente, exploté. Dejé todo, agarré una mochila y me largué a la India, sin saber qué demonios iba a hacer allí. ¿Loco? Puede ser. Pero a veces, necesitas perderte para encontrarte.

El cuerpo grita lo que el alma calla

El estrés de mi vida anterior no vino solo; llegó acompañado de enfermedades y achaques que me pasaron factura. Mi cuerpo gritaba que ya no podía más, y lo ignoré durante demasiado tiempo. Al final, mi salud fue la que me hizo despertar. Cambié mi alimentación, primero al veganismo, en un intento desesperado por sentirme mejor, pero algo no encajaba. En la India, descubrí otro tipo de vida, más conectada con la naturaleza, con la simplicidad, con lo que es real. Allí, ordeñaba yo misma las vacas, hervía la leche pura, la auténtica, nada que ver con la que consumimos aquí. Y así, evolucioné a una dieta ovo-lacto-vegetariana, pero eso no fue todo.

Mi revolución verde

Hoy en día, vivo a las afueras de la ciudad, rodeada de montañas y palmeras. Aquí, mi marido y yo llevamos nuestro propio huerto y cuidamos a nuestras gallinas. ¿Quieres huevos? Solo comemos los de nuestras gallinas, las mismas que cuando envejecen y dejan de poner, siguen siendo parte de nuestra familia hasta su último día. Porque en este lugar, todo se hace con amor y respeto, desde lo que comemos hasta cómo vivimos.

El yoga, mi nuevo idioma

Pero el cambio más grande fue el yoga. No, no ese yoga que ves en Instagram, lleno de poses imposibles y sonrisas perfectas. Hablo de un yoga real, detallado, técnico, y sí, perfeccionista. Soy la profesora de yoga que nunca tuve. La que te corrige cada detalle, la que no te deja hacer la postura mal porque sé lo que es sufrir una lesión por culpa de una mala alineación. Lo sé porque lo viví. Y créeme, no voy a dejar que tú pases por lo mismo.

Respira. Ahora hazlo bien

Hay algo más importante que las posturas bonitas: la respiración. Para mí, la respiración lo es todo. Es lo que te conecta contigo mismo, lo que realmente cambia tu vida. Si no respiras bien, no estás viviendo bien. Punto. Es así de simple. Y si te metes en una de mis clases, lo primero que vas a aprender es a respirar. Después, a moverte. Y no al revés. Porque aquí se trata de hacer las cosas bien, de transformar tu práctica para que no te lesiones, para que realmente sientas la diferencia.

El yoga del campo, no de la ciudad

Vivo de mis alumnos presenciales. Mis clases, mi vida aquí en este pequeño paraíso rural, ya me sustentan. El tema online y redes sociales, eso lo hago por otra razón: quiero llegar a más personas, quiero ayudar a que más gente viva una vida mejor, más consciente, más conectada consigo misma. Esto no es por dinero. Es porque sé que hay personas que, como yo, están atrapadas en una vida que no les deja respirar, que las está enfermando, y que necesitan una salida.

La otra cara del yoga

No soporto a esas profesoras de yoga que no salen de su esterilla, que se lucen mientras sus alumnos están a punto de romperse una vértebra. Aquí, la clase se hace con ojos abiertos y manos atentas. Te corrijo, te guío, y sí, a veces soy exigente, pero lo hago porque me importa. No te voy a dejar hacer cualquier cosa. Porque este no es un yoga cualquiera. Es un yoga para los que quieren algo más profundo, para los que están dispuestos a aprender de verdad, a cambiar de verdad.

Vivir al milímetro, pero en paz

Así es como vivo ahora. Cada día es una lección de paciencia, de atención, de detalle. Y aunque sigo siendo perfeccionista, he aprendido a aplicar esa perfección donde realmente importa: en cómo cuido mi cuerpo, en cómo respiro, en cómo vivo. No busco la aprobación de nadie, no necesito la validación de las redes sociales. Lo que quiero es conectar con aquellos que, como yo, están buscando algo más. Algo real.

¿Te atreves a cambiar?

Así que aquí estoy, extendiéndote una invitación. No para seguirme en Instagram por las fotos bonitas, sino para que descubras lo que es el yoga de verdad, lo que es vivir con intención, con propósito. Si te atreves a dar ese paso, si estás dispuesto a cambiar, yo estaré aquí para guiarte. Porque ya no se trata solo de vivir, se trata de vivir bien. ¿Te atreves a intentarlo conmigo?

APRENDE A RELAJARTE GRATIS

Consigue mi audio testado para relajarte profundamente en menos de 30 minutos

¡No hacemos spam! Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio